Por Oscar Escobar - Gerente General
No debe extrañar el interés, que tienen algunos partidos políticos de escasa preponderancia electoral, por una reeleción del presidente Fernano Lugo. Entremezclados en alianza lograron llegar al poder y es obvio que hoy sondeen el nivel de aceptación del primer mandatario.Es un momento propicio: Los números del Banco Central son favorables y la macroeconomía sustentable. Pero llama la atencion que los liberales , no esten entusiasmados con la idea.
De hecho que una enmienda de la Constitución no es el camino y para estos casos la memoria sirve. Los proponentes de una relección de Lugo deberían remontarse simplemente al tiempo de la férrea oposición a las pretensiones de Nicanor Duarte Frutos y tendrán la respuesta de la ciudadanía.
Hay que entender que la reeleción del Presidente de la República solamente sera posible con una reforma de la Constitución y modificación del articulo 229 que hoy taxativamente dice que el presidente y el vicepresidente de la República no podrán ser reelectos en ningún caso y tiempo para ello no existe.
Si estamos dispuestos a consensuar y considerar necesaria la figura de la reeleción avancemos.
Países como Alemania, Argentina,Bolivia,Brasil,Colombia,Ecuador,Portugal, Estados Unidos y otros , hoy reeligen sin trauma a su presidente. ¿Por qué no lo podríamos hacer nosotros?.
No nos dejemos llevar por la pasión que ponen los reelectoristas de hoy que por atajos y a tambor batiente van en pos de ese objetivo.
A nadie escapa que la modernización y actualización de la Constitucion Nacional es imperiosa y necesitamos reformarla y sólo será aprobada por mayoría absoluta de dos tercios de los miembros de cada Cámara del Congreso ,o sea el si 30 senadores y 52 diputados.
El sufragio de nuestros compatriotas en el exterior y la inscripción automática en el padrón electoral tras 18 años cumplidos son otros anhelos pendientes de respuestas políticas.
No se podrá utilizar el procedimiento indicado de la enmienda, sino el de la reforma, para aquellas disposiciones que afecten el modo de elección, la composición, la duración de mandatos a las atribuciones de cualquiera de los poderes del estado.
Por consiguiente, no es oportuno ni conveniente entrar en esta estéril y confusa discusión generada al margen del interés general.
La República tiene en la Constitución Nacional la herramienta válida y suficiente para que los paraguayos digamos sí o no a un segundo mandato, presidencial; que por el momento es nada más que un tema de distracción.
Hasta la próxima.
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